jueves, 12 de octubre de 2017

LEL VOL2CAP2

VOLUMEN 2 CAPITULO 2

LA ESTATUA DE LA DIOSA FREYA

A medida que Weed y sus compañeros se aproximaban al fuerte de los hombres-lagarto, el número de monstruos que aparecía en su camino para morir aumentaba rápidamente.

- Ya hemos acabado con más de cuarenta hombres-lagarto…

- Aún estamos en la frontera. ¿Cuántos más crees que estarán reunidos en el interior? – Irene y Romuna hablaban por turnos, pero Weed se limitó a sonreír.

- A ver, todos sabéis que los hombres-lagartos suelen vivir en grupos, ¿verdad?

- Si, Weed-nim. están más unidos que los orcos – respondió Irene.

- Ajá. También son muy celosos en la defensa de su territorio. ¿Qué pasa cuando alguien se cuela en su terreno? – preguntó Weed.

- ¡Qué van a luchar para expulsar al intruso! – respondió Surka.

- Así es. Eso es lo que hace tan temibles a los hombres-lagartos entre los jugadores.

- ¿No significa eso que ahora estamos en problemas?

Weed y los demás estaban avanzando por un valle. A menudo se paraban donde podían para recuperar maná y no malgastar las fuerzas.

En ese momento, decidió que era el momento de poner las cartas sobre la mesa.

- En circunstancias normales yo también diría que estaríamos en peligro, pero en esta ocasión podemos contar con la ayuda de Darius.

Al oír ese comentario, los demás comprendieron de dónde surgía la tranquilidad de Weed.

- ¿Y eso que signi…? ¡Oh, ya entiendo! – dijo Surka.

- ¡Es verdad, podemos contar con Darius! – corroboró Romuna.

El fuerte de los hombres-lagarto.

En esos momentos debían estar luchando ferozmente contra la fuerza de asalto que había invadido su territorio.

En otras palabras, el campamento base debía estar casi abandonado, protegido únicamente por un puñado de hombres-lagarto guerreros.

Además, Weed suponía que los tesoros que los hombres-lagarto habían saqueado de los poblados cercanos tendrían que estar almacenado allí también.

A la vista de la opinión general, su objetivo al explorar el valle del oeste era para completar la misión de Ghandilva, pero sus verdaderas intenciones eran otras.

- A partir de ahora nos esperan enemigos más fuertes. ¿Qué les parece si empezamos a separarlos? – preguntó Weed.

- ¡Entendido! – respondió Surka de inmediato.

- Deberíamos tener cuidado. No podemos dejar que se nos acerquen demasiados a la vez – continuó Weed.

Surka hizo un gran trabajo atrayendo a los hombres-lagarto uno a uno. Su alta Agilidad le permitía seleccionar y atraer a enemigos individualmente.

- ¡Vengan, sucios reptiles!

- ¡Kruuu!

- ¡Humana, estás muerta! los enfurecidos hombres-lagarto empezaron a perseguir a Surka. Weed y Pale rápidamente cargaron flechas en sus arcos, apuntaron y dispararon a los perseguidores.

*Shuiii* Mientras Weed disparaba las flechas una a una, Pale disparaba varias a la vez tan rápido que sus manos parecían casi invisibles.

Sus niveles en Arquería eran muy diferentes, por no mencionar los efectos sinérgicos de las otras habilidades de Pale.

La Arquería de Weed había avanzado por encima de su nivel mientras cazaba goblins, pero aun así no era nivel para Pale, cuyas manos nunca abandonaban el arco.

Pale, aún antes de que una de sus flechas alcanzase su objetivo, ya había cargado y disparado la siguiente.

Desde el nivel 5, cuando se convirtió a la clase explorador, había estado aumentando las habilidades Tiros Encadenados y Penetrante, lo que había aumentado el poder de sus disparos.

Weed seguía disparando flechas hasta que los hombres-lagartos se le acercaban demasiado. El daño que causaba era bajo, pero su experiencia con la habilidad no dejaba de subir.

No, al fin y al cabo, su personalidad no le permitía esperar sentado a que el enemigo se le acercase.

¿Por qué debería esperar a que los XPs… no, los enemigos, se me acerquen?

Adoraba luchar, nunca se cansaba de ellos. En ese momento era imparable.

- ¡Iai! ¡Iai! ¡Iai! – de su boca surgían una y otra vez gritos de combate.

Irene y Romuna se rieron al oírlos. Ya se lo habían mencionado anteriormente a Weed, quien había reconocido que era algo que no podía evitar.

Para él, era como un rugido de triunfo que se le escapaba solo cuando estaba muy animado.

Por suerte, aún tenía que llegar la ocasión en que otros monstruos le oyesen gritar y cargasen hacia su equipo, aunque su involuntario hábito le hacía pasar cierta vergüenza cuando estaba luchando hombro con hombro junto a otros jugadores.

Weed siempre muestra una actitud serena, pero a veces se descontrola y se vuelve bastante infantil, pensó Irene.

En una ocasión tuvieron una batalla ridícula contra 6 hombres-lagartos.

En el momento en que empezó la pelea, 2 de los monstruos fueron destruidos por la espada de Weed, así que solo quedaban 4.

Dejó a esos 4 en paz porque si hubiese acabado con ellos, Romuna, Surka y Pale se hubiesen visto privados de unos preciosos XPs.

Peor aún, el maná de Weed estaría demasiado vacío, mientras el de Irene estaría casi sin usar, lo que obligaría a todo el equipo a descansar para que él pudiese rellenarlo. Estarían desperdiciando un valioso tiempo, corriendo el riesgo de retrasarse más allá del límite temporal de la misión.

Dos de los hombres-lagartos fueron tras Surka, pero los otros 2 cargaron hacia Weed para vengarse por sus camaradas caídos.

La espada de Weed necesitaba una reparación, estando como estaba por debajo de 10 puntos de durabilidad. Además de que una poderosa técnica ejercía una gran carga en el arma que se usaba, disminuyendo la durabilidad más rápidamente, había estado luchando sin descanso.

- Des-equipar la espada de hierro.

Weed devolvió su espada al inventario y apretó los puños.

¡La habilidad característica de Surka!

- ¡Yon-han-kwon! – los puños de Weed lanzaron una incesante descarga de ataques sobre su desafortunada víctima.

Aunque había gritado el nombre de la habilidad, no era como si la habilidad se hubiese activado realmente. De entrada, ni siquiera la había aprendido, por lo que no le era posible utilizarla.

Lo que había hecho era imitar la forma en la que Surka había utilizado los puños lo mejor que pudo sobre el hombre-lagarto.

Había aprendido artes marciales durante todo un año con la esperanza de poder golpear a los monstruos con las manos desnudas, y por fin había llegado el momento.

Y, ni falta hace decirlo, el efecto de sus puñetazos era terrorífico.

*PAM-PAM-PAM-PAM* Las manos de Weed se movían a un ritmo imposible de seguir.

Mientras vapuleaba sin piedad al enemigo, su habilidad de Artesanías intermedia añadía un 50% al Poder de Ataque de sus puñetazos.

- ¡Ugh!

- ¡Puños humanos, duelen!

Weed se pegó a su rival, golpeando cada vez que veía un hueco en su defensa. Los hombres-lagarto atacaban con sus espadas en represalia.

La cosa era que tanto el monstruo como Weed estaban obsesionados con terminar con el otro antes de que el otro terminase con ellos.

Los pasos de Weed eran ligeros. Cada vez que su cuerpo se mecía, lanzaba un puñetazo al hombre-lagarto. Sus tobillos y su cintura se movían según su voluntad, añadiendo fuerza a sus puños, que impactaban en el estómago y el pecho de los hombres-lagarto.

- ¡Ugh!

- ¡Traicionero humano! ¡Golpea el mismo punto una y otra vez! – los hombres-lagartos retrocedían ante el dolor.

- ¡Weed-nim, sigue presionando! – Irene estaba ocupada sanando a los que estaban en primera línea desde la retaguardia. Su experiencia sanando era aceptada por todos. Cuando la vida de cualquiera de los otros bajaba del 70%, su Mano Sanadora restauraba la salud. Una táctica con pocos riesgos y muy efectiva.

Weed estaba disfrutando la experiencia de golpear a los enemigos con las manos desnudas. Prefería este combate a la espada, ya que, como podía sentirlo mejor, parecía más real.

Los hombres-lagarto y Weed se estaban vapuleando mutuamente, pero el resultado no era el mismo. Las caras de los monstruos estaban retorcidas por el dolor, pero en la de Weed había una sonrisa.

Estaba lanzando sus poderosos puños, gritando de placer.

Mientras tanto, Romuna y Pale lanzaban hechizos y flechas respectivamente, para deshacerse de los otros dos enemigos que se habían abalanzado sobre Surka.

Sin rastro de esperanza, los dos hombres-lagarto que se enfrentaban con Weed estaban recibiendo la paliza de sus vidas, pero aún seguían vivos.


Nuevo Atributo: Resistencia.


El nuevo atributo solían recibirlo los guerreros en sus primeras aventuras.

A medida que se desarrollaba, reducía el daño causado por el enemigo, e incluso aumentaba ligeramente la vida del jugador.

Podías invertir algunos de los puntos de atributo de la subida de nivel en ese atributo, pero la mayoría decidía dejar que se desarrollase por sí mismo al recibir ataques cuerpo a cuerpo.

Después de que el nuevo atributo se hubiese añadido a su lista los movimientos de Weed empezaron a ser más tácticos. Comprobó cuanto maná tenía Irene y dejó que los hombres-lagartos le alcanzasen con sus espadas.

La habilidad crecía según recibía daños.

Este era realmente un poder que se obtenía mediante dolor y sufrimiento.

Weed era un tipo de persona que aceptaba encantado los ataques de los hombres-lagarto mientras fuese aceptable según el nivel de maná de Irene.

En Royal Road, sientes el dolor cuando recibes un ataque. Weed hasta lo estaba disfrutando.

- ¡Kuiiihh!

Uno de los hombres-lagarto por fin cayó con un grito de agonía.

Weed había conseguido el nada desdeñable logro de vapulear al hombre-lagarto hasta la muerte en medio de una batalla.

Los otros 3 hombres-lagartos se vieron rodeados por Romuna, Pale y Surka, y ofrecieron algo de resistencia antes de morir.

Weed había matado por su cuenta a 3, pero no hubiese sido fácil ni con la espada de hierro de no haber contado con que Irene regenerase constantemente su salud. La victoria había requerido la participación de los 5 miembros del equipo.

* * * * *

Surka iba a atraer grupos de hombres-lagarto cuando había 2 o más grupos en las inmediaciones del grupo.

De no ser así, Pale simplemente les disparaba una flecha, y lo más habitual era que Weed se limitase a cargar abiertamente al enemigo.

Weed se abalanzaba hacia las filas de los hombres-lagarto blandiendo su hoja a diestro y siniestro. Sus compañeros corrían tras él para ayudarle a acabar con los monstruos. Y a continuación se alejaban victoriosos del lugar de la batalla. Eso era lo que a Weed más le gustaba de sus compañeros:

Normalmente mientras avanzaban eran charlatanes y ruidosos, pero en el momento de empezar una batalla, se callaban y se ponían en serio.

Habían sido completamente domesticados por Weed.

Desde que cazaban zorros delante de la Ciudadela, habían aprendido cómo cazar monstruos de forma rápida y eficiente.

Cuando por fin entraron en el fuerte de los hombres-lagarto tras neutralizar a algunos guardias-lagarto vieron un puñado de cabañas de paja repartidas por el desolado valle.

Los cautivos están por ahí, pensó Weed. Sus ojos brillaron.

Los padres de los críos habían sido confinados en una jaula de madera de ramas entrelazadas.

Weed estudió un rato la situación.

Había 10 hombres y mujeres encerrados en la jaula, y había localizado 8 hombres-lagarto montando guardia en las inmediaciones.

¡Ocho!

Si no se preocupaba por el maná, podría acabar con dos, tres como mucho, en un ataque sorpresa, pero en ese caso sus compañeros tendrían que encargarse de los cinco restantes.

Estaba convencido de que al final saldrían victoriosos, pero Irene y Romuna, que tenían poca vida y defensa, podían acabar muertas. Los magos y los clérigos estarían en peligro tras solo un par de ataques de un hombre-lagarto.

- Será mejor que rescatemos primero a los cautivos. Yo alejaré al grupo de enemigos – Surka sabía que era el momento de actuar, y se puso en marcha.

- ¡Humana!

- ¿Cómo ha llegado hasta aquí…?

- ¡Matar primero!

Cuando Surka se mostró a los hombres-lagarto, cinco de ellos empezaron a perseguirla. En vez de ir tras ella, los otros tres se quedaron detrás para vigilar a los cautivos.

No son tan tontos como pensaba. Weed miró a Surka a los ojos mientras esta corría. Ambos asintieron.

Weed-nim, correré en un círculo por donde hemos venido, antes de traerlos de vuelta.

Gracias, Surka-nim. Con eso tendremos suficiente.

Weed y Surka dialogaron rápidamente mediante susurros.

Tranquilizados al ver que Surka y sus perseguidores desaparecían, Weed y Pale aparecieron delante del resto de los hombres-lagartos.

- ¡Más humanos!

- Humanos vuelven.

Los 3 monstruos estaban sorprendidos.

- ¡Técnica del Cuchillo de Tallar!

- ¡Flecha de Fuego! ¡Tiro Poderoso!

Los guardias apenas resistieron un segundo ante los intrusos. Weed y Pale los eliminaron rápidamente y abrieron la puerta de la celda. Los padres estaban en el interior, pero completamente aterrorizados. Weed podía comprender lo aterrorizados que estaban, habiendo sido capturados por los hombres-lagarto y esperando su muerte en cualquier momento.

- Hemos venido a petición de Ghandilva, el anciano del Poblado Baran – le dijo a los prisioneros.

- El… el anciano…

- Si, nos pidió que les llevásemos a salvo de regreso. ¿Hay algún herido?

- Por aquí, por favor…

Weed entró en la jaula de madera y realizó unos primeros auxilios con hierbas y vendajes.

Solo con eso, la salud de los heridos mejoró notablemente.

- Weed-nim, Surka-nim ya está de regreso – advirtió Pale.

Surka, que había estado alejando a los hombres-lagarto de la jaula, estaba volviendo.

- Sigan en la jaula un minuto más. Pero prepárense para irnos. Quieren volver a ver a sus hijos, ¿no? – dijo Weed con ternura a los cautivos.

Algunos hubiesen pensado que los aldeanos eran una carga, y, de hecho, en cierto modo, tendrían razón, ya que el equipo tenía la responsabilidad de rescatarlos de los hombres-lagartos y garantizar su regreso a salvo al Poblado Baran.

Pero el pensamiento de Weed iba un paso más allá.

¡Esos adorables XPs! Lo que Weed estaba haciendo era una misión de rescate.

Por cada persona que logarse devolver a salvo al poblado, recibiría una cantidad adicional de XPs como recompensa al completar la misión. Había abandonado los XPs y la fama que se podían haber obtenido al participar en la misión de la fuerza de asalto de exterminar a los hombres-lagarto que habían asaltado el poblado, pero aun así era un buen negocio.

Weed y su grupo terminaron con los cinco hombres-lagarto que habían regresado tras Surka. Rápidamente ocultaron a los aldeanos en un lugar seguro, y fueron a buscar más cautivos, a los que también fueron rescatando.

La decepción llegó al ver lo que los hombres-lagarto habían reunido y apilado en sus saqueos.

Orcos y goblins recopilaban oro y gemas. En clara oposición a esas criaturas avariciosas, los hombres-lagarto, al ser reptiles, no habían reunido nada de valor al atacar la civilización humana.

Por lo que todo lo que el equipo encontró fue una montaña de escudos, armaduras y armas de hierro.

* * * * *

Weed y sus compañeros recogieron hasta la última pieza de armamento sin dejarse nada atrás. El peso máximo que un jugador podía llevar dependía de su Fuerza y Aguante. Hasta Irene y Romuna iban a tropiezos hacia el poblado con una gran carga a cuestas.

Aunque, por supuesto, no solo los miembros del equipo cargaban armas.

- Les hemos salvado – dijo Weed a los rescatados aldeanos. Sus caras mostraron incomodidad ante esas palabras – por supuesto, no les estamos pidiendo ningún tipo de compensación por nuestras acciones. Todo lo que queremos es una semilla que Ghandilva, el anciano, nos ha prometido. Les digo esto para que vean que no les hemos ayudado con la esperanza de obtener una recompensa.

Tranquilizados, los aldeanos parecían menos ansiosos que un momento antes.

Sonriendo tranquilizadoramente, Weed añadió:

- Sé que acaban de sufrir mucho, pero, ¿no podrían ayudarnos a cargar todas estas armas hasta el poblado?

- … – la expresión de los aldeanos cambió una vez más.

Estaban extremadamente agotados por la falta de alimentos. No estaban dispuestos a hacer nada que retrasase aún más su regreso a casa.

- Ah, verán, este valle es casi una fortaleza impenetrable, y además, por lo que he oído, los orcos aparecen por aquí a menudo – ante la palabra “orco”, todos y cada uno de los ciudadanos tuvieron un escalofrío de pánico. Apenas habían sobrevivido a los hombres-lagarto, si lo siguiente que les atacaba era un grupo de orcos, estaban muertos.

>> Ahora imagínense que los orcos dan con este sitio, estarán encantados al dar con este arsenal. Podrían utilizarlo para asaltar el Poblado Baran, que está justo descendiendo del valle. Por eso creo que hay que llevarse todas las armas de aquí. Por favor, ayúdennos.

Persuadidos por Weed, los aldeanos terminaron llevando tanto como podían mientras descendían del valle.

Mientras, los hombres-lagartos habían sido barridos fuera del Poblado Baran por Darius y sus tropas.

El poblado estaba devastado, pero los aldeanos rescatados lloraban de placer por haber podido regresar a su hogar, aunque estuviese en esas condiciones.

En la puerta principal del Poblado Baran, Weed les volvió a hablar.

- Muchas, muchísimas gracias, amigos míos. No podríamos haber llegado a salvo hasta aquí de no haber contado con su ayuda. Nosotros nos encargaremos del resto, así que ya pueden volver con sus pequeños. Están esperando desesperados que sus papis y mamis vuelvan.

En cuanto hubo terminado de hablar, los aldeanos soltaron la pesada carga y se separaron por todas partes, buscando cada uno a sus hijos.

Ghandilva estaba esperando con los críos en un claro cerca de la puerta.

- ¡Madre!

- ¡Padre!

- ¡Selen! ¡Estás bien!

- ¡Maron! ¡Menos mal que estás vivo!

Era una conmovedora reunión entre padres e hijos. Ghandilva se acercó a Weed, acariciándose la blanca barba.

- Has completado la misión, Weed-nim.

- Así es, señor – dijo Weed lo más humildemente posible.

- Estoy agradecido de que hayas rescatado a mis queridos aldeanos. Si le soy honesto, no esperaba que lograras tanto… Has hecho un gran trabajo. Ninguno de nosotros olvidará jamás lo que has hecho por nosotros.


¡Misión Completada!
Calamidad en el Poblado Baran.

Las familias separadas han sido reunidas por los valientes héroes que buscaban justicia.
El poblado había sido destruido por los hombres-lagarto, pero el canto de los gallos y los ladridos de los perros pronto volverán a animar sus calles.

Los pequeños se relajaron al ver a sus padres a salvo. Hasta el día que sus ojos se llenen de lágrimas por una regañina de sus padres, los niños estarán agradecidos a los bravos héroes.Recompensa

[+15 Fama] Fama aumentada.
XPs
Semilla sin Nombre


Subes de Nivel


La fama y los XPs fueron distribuidos a partes iguales entre todos los miembros del equipo, pero la semilla la recibió Weed, que era el líder del equipo.

- La gente del Poblado Baran está en deuda con ustedes.

- No, señor. Solo hemos hecho lo que debíamos. Siempre haremos todo lo que podamos con la esperanza de mantener la paz y la prosperidad del Poblado Baran.

Había muchos factores involucrados en el hecho de recibir una misión.

Si un NPC necesitaba que una misión se cumpliese inmediatamente, se la ofrecían a la primera persona que se encontrasen, pero la mayoría esperaran a que aparezca uno de sus jugadores favoritos, de haberlos, para que le ayude con el problema antes que confiárselo a un completo desconocido.

- Darius, creo que esto lo vas a lamentar.

Weed había ganado una gran cantidad de confianza de Ghandilva el anciano. Los aldeanos que habían sido rescatados por Weed y su equipo se sentirían en deuda con ellos, y eso actuaría a su favor al comprar o usar varios de los servicios del poblado.

Si Darius pensaba que no había mucho que ganar del Poblado Baran, no estaría preocupado. Pero si había planeado extender su influencia a la provincia del sur utilizando su posición como comandante de la fuerza de asalto, tendría que pagar por su error.

Obviamente, era más probable que una sutil amistad fuese una mejor baza para el futuro que una recompensa material.

Bajo circunstancias normales, Darius no habría rechazado la misión, pero en este caso, había sido el líder de la fuerza de asalto.

Habría sido una difícil decisión abandonar su misión de dirigir a las tropas a derrotar a los hombres-lagarto por una gran recompensa, simplemente para rescatar a un puñado de aldeanos del fuerte de los monstruos.

Por esa razón, Weed comprendía la decisión de Darius, pero sentía pena por él al mismo tiempo.

Las oportunidades no se muestran a menudo. Como accidentes completamente imprevistos, vienen y van.

De repente Ghandilva cogió las manos de Weed.

- Acabo de recordar que tengo otro favor que pedirle, Weed-nim. Sé que eres un hombre digno de confianza. Según comentan los soldados de la fuerza de asalto, eres un escultor. ¿Es eso cierto?

- Así es – respondió Weed con calma.

- Antes teníamos una estatua de Freya en el centro de la aldea a la que venerábamos.

Freya era la diosa más venerada en el reino de Rosenheim. Era conocida por gobernar la prosperidad y la belleza.

- Siempre rezábamos para conseguir paz y prosperidad a la estatua – dijo Ghandilva con rostro apesadumbrado – Pero a principios de años se rompió accidentalmente. Ahora que lo pienso, me temo que el origen de todas nuestras recientes desgracias se remontan a aquella época.

- ¿Quieres que restaure la estatua de la diosa?

- Así es, Weed-nim. Quisiera que tallaras una nueva estatua de Freya. Hace tiempo le pedí a una extranjera de confianza que trajese una nueva estatua, pero no he tenido noticias de ella desde entonces. ¿Quisieras tallarnos una estatua, por favor?



Estatua de la Diosa Freya.
Freya, diosa de la belleza y la prosperidad es la diosa patrona del Poblado Baran. Su estatua estaba en la plaza central, pero se rompió cuando una inundación hizo que un pino le cayese encima. Aunque los hombres-lagarto hayan sido derrotados, los aldeanos no podrán vivir en paz hasta que se haya restaurado la estatua de la diosa.
Nivel de Dificultad Misión de clase.
Requisitos :

Solo disponible para escultores.


Era una misión de clase exclusiva para escultores. El nivel de dificultad y las recompensas estaban sin definir, ya que dependían directamente del resultado.

Las recompensas de muchas misiones se basaban en esa misma regla. Salvo en misiones muy definidas, como trasladar un objeto o enviar un mensaje, las recompensas podían variar en gran medida dependiendo del resultado.

- Por favor, déme un momento. Tengo que consultarlo con mis compañeros.

Tras este intercambio, sus compañeros, que habían estado escuchando sin prestar demasiada atención, sonrieron y le felicitaron.

- ¡Enhorabuena, Weed-nim! Buena suerte – dijo Surka.

- Cuando dejamos la fuerza de asalto creí que estábamos cometiendo un error, pero ahora estoy orgullosa de haberlo hecho – dijo Romuna, sonriendo.

- Surka-nim, Romuna-nim, gracias – respondió él – Pero, si acepto esta misión, no podré ir a cazar con ustedes en unos cuantos días.

Weed estaba buscando consejo en sus amigos, y Pale se mostró más que dispuesto a dárselo.

- A nosotros nos parece bien. Lo que queda de la misión de la fuerza de asalto es acabar con los grupos de resistencia aquí y allá. Y como ya hemos luchado con unos cuantos hombres-lagarto, creo que estamos preparados para seguir por nuestra cuenta. Si te somos honestos, Weed-nim, tienes mucho más nivel que cualquiera de nosotros, por eso quisiéramos que aceptaras esta misión.

Pale le quitó el peso de los hombros. La verdad era que sus compañeros se sentían un poco avergonzados de ir con él tras descubrir cuántos niveles les sacaba.

Como Weed hacía de líder y hacia el mayor daño en casi todas las batallas, se sentían como accesorios en su aventura. Para ser verdaderos compañeros de equipo, todos tienen que estar en igualdad de condiciones, y el equipo no puede trabajar bien si algunos están siempre pensando que están dependiendo de las habilidades de otro de los miembros.

- Ya veo. Entonces, aceptaré la misión – dijo Weed, que regresó al lado de Ghandilva – Haré la estatua de Freya, señor.


Has aceptado la misión.


- ¡Gracias, Weed-nim! Por favor, empieza lo antes posible a crearla – respondió el anciano.

Cuando Weed y sus compañeros abandonaron la aldea, Becker y Hosram se les acercaron con sus subordinados.

- Me alegro de volver a verle, Comandante – dijo Becker.

- ¿Y los demás? – preguntó Weed.

- Han salido a perseguir a los hombres-lagarto que huyeron – respondió Hosram.

Weed supuso que el resto de las fuerzas estarían persiguiendo los restos del ejército que había sido expulsado de la aldea.

- ¿Y vosotros? – volvió a preguntar.

- Sir Darius nos ordenó a los soldados del Ejército de Rosenheim que nos quedásemos atrás – respondió Becker.

Si Weed no se equivocaba, Darius había asignado a los soldados para que defendiesen la aldea, para así poder quedarse todo el reconocimiento de la misión para sí mismo.

Solo los soldados de Rosenheim se habían quedado atrás, en misión de guardia.


* * * * *


Weed llevó a su equipo a un lugar aislado. En su mano estaba la semilla.

- Ah, por cierto, esa es la recompensa que obtuvimos por rescatar a los aldeanos, ¿para qué diablos es?

Al oír la pregunta de Surka, Weed se limitó a mirar la semilla, y dijo:

- Para ser honesto, tengo un libro bastante extraño. En ese libro hay una historia, según la cual…

¡La Ciudad del Cielo!

Cuando Weed les habló del libro que había recibido de Volk, hasta el normalmente tranquilo Pale se sorprendió.

Todos los aventureros del continente de Versailles tenían un sueño.

Un continente fantástico. Una tierra en la que vivían las leyendas y los misterios. Todos querían dejar su huella en un territorio desconocido, en el que nadie hubiese estado antes.

Explorar una mazmorra desconocida y desentrañar sus secretos.

Un hombre que descubría un nuevo territorio obtenía muchas oportunidades, además de un aumento de su fama: la oportunidad de crecer… y la de morir.

- La Ciudad del Cielo… ¿De verdad crees que ese sitio existe? Había oído hablar de la Ciudad Bajo Tierra, pero… – dijo Pale.

- ¿La Ciudad Bajo Tierra? – esta vez le tocó a Weed preguntar.

- Si, es una conocida ciudad subterránea a gran profundidad construida por los enanos. Allí está el palacio de su raza.

- ¿Los jugadores que eligen la raza de los enanos pueden empezar allí?

- La verdad es que no. Según lo que he oído, no todos los enanos pueden entrar. Hay muy poca gente que lo haya visto. Si vas, puedes adquirir el nivel intermedio de la habilidad Herrería, y aprender la habilidad Artesanía.

Los enanos.

Para Weed, que había escogido la clase Escultor, eran un dolor de cabeza.

Para que un humano pudiese aprender la habilidad Artesanía, tenía que escoger una clase relacionada con las habilidades artesanales.

Un escultor podía aprenderla con un nivel básico de la habilidad Dominio de la Escultura.

En el caso de Weed, la había obtenido aún antes de adquirir la clase, al completar la exclusiva misión encadenada del heredero de Zahab. Pero no todo el mundo podía esperar tener tanta suerte como él.

Y menos gente aún recibía semejante posibilidad.

Cocineros y herreros tenían que llevar su habilidad hasta, al menos, el nivel intermedio para aprender la habilidad Artesanía. Un sastre podía aprenderla cuando llegaba al nivel básico 8 de su habilidad Sastrería.

A menos que seleccionases una profesión artesanal, no podías llegar al nivel intermedio de ninguna habilidad artesanal, por lo que si querías adquirir la habilidad Artesanía era imprescindible la habilidad Sastrería.

Pero los enanos nacían con la habilidad Artesanía en cuanto activaban su cuenta.

¡Con cantidades ingentes de Aguante y una Fuerza imponente por naturaleza, los enanos tenían incluso una notable Artesanía!

Weed no podía dejar de observar con atención las actividades de esa raza.

En cambio, los enanos eran bajos, y estaban penalizados en el lanzamiento de hechizos, la monta a caballo y las habilidades de combate.

Weed quería visitar la Ciudad Bajo Tierra algún día.

- Si me surge la oportunidad, me gustaría ir allí – dijo en voz alta.

- No será fácil. Por lo que he oído, son muy hostiles hacia los humanos. Allí solo se repetían a los buenos artesanos. A menos que obtengas un cierto nivel de reconocimiento entre ellos, no te darán permiso para entrar – explicó Pale.

Los maestros de la Escultura como Zahab y Geihar Von Arpen podían haber estado en la Ciudad Bajo Tierra.

Tengo la corazonada de que allí abajo tiene que haber información relevante sobre el misterio del arte escultórico.

Olvidando su corazonada por el momento, Weed volvió a la misteriosa semilla que le había dado Ghandilva.

- Muy bien. Vamos. Si me equivoco, habremos perdido el tiempo en nada – dijo.

- Seguro que tomaste la decisión correcta.

- Tengo un buen presentimiento sobre todo esto.

Irene y Romuna le animaron.

- ¡Identificar! – animado por las expectativas de sus compañeras, Weed usó con tensión su habilidad.


Semilla del Árbol Celestial
Durabilidad: 1/1
Efectos:
Guía a la Ciudad del Cielo.
Requisitos:

Debes plantarlo cerca del Poblado Baran.



Cuando hubo terminado de leer la ventana del objeto, cerró los ojos un momento, y entonces los volvió a abrir lentamente.

Sus compañeros esperaban impacientes para oír las noticias.

- Es real.

En cuanto lo confirmó, el resto del grupo se alborozó. Pero aún quedaban asuntos que discutir.

- No quiero que me vean sembrando la semilla y subiendo a la Ciudad del Cielo.

Weed iba a llevar a su grupo, pero enseñárselo a Darius y sus seguidores, o a los demás miembros de la fuerza de asalto, no le interesaba.

Egoísmo.

O podría ser considerado egocentrismo si se desea.

Aun así, habían sido Pale, Surka, Irene y Romuna quienes habían estado en la misión secreta con él para obtener la semilla.

- Estoy de acuerdo. Si hay una Ciudad del Cielo, alguien terminará descubriéndola y permitirá que todo el mundo pueda acceder, pero no tenemos por qué ser nosotros – dijo Pale, apoyando la idea de Weed.

No se trataba de monopolizar la información. Era más que quien adquiría un conocimiento tenía el derecho a explotarlo.

Si todo el mundo descubría la existencia de la Ciudad del Cielo, el mérito de su descubrimiento disminuiría, y todos sus esfuerzos hasta ese momento se quedarían en nada.

Vivir por un estricto código moral era una decisión absurda.

Imagina que la Ciudad del Cielo se hiciese pública, ¿quién le revelaría sus secretos o compartiría sus misiones para compensar su inocencia?

- Supongo. Es muy pronto para comentárselo a nadie – dijo Irene.

- ¡Vamos a ir solos! – exclamó Surka.

Pronto llegaron a un acuerdo general sobre ese punto.

Así que la partida hacia la Ciudad del Cielo fue pospuesta por el momento.

Weed tenía que terminar la misión de la Estatua de la Diosa, y la fuerza de asalto de sus compañeros aún seguía en marcha.

Decidieron que partirían hacia la Ciudad del Cielo en cuanto hubiesen terminado con todo lo que tenían que hacer.

Estaban medio excitados, y medio preocupados por la idea de ponerse a explorar una nueva región. Si resultaba ser demasiado difícil para ellos, seguramente disfrutarían brevemente del nuevo escenario antes de volver con las manos vacías. Toda exploración siempre tenía esas dolorosas posibilidades.

* * * * *

Weed se creó una buena excusa para Darius y sus secuaces, que acababan de regresar a la aldea. Le preocupaba que le pudiesen preguntar por qué su grupo no había dado señales de vida en la batalla.

Pero cuando regresaron al Poblado Baran, las cansadas tropas eran menos de un centenar, y estaban peleando entre sí intensamente.

- ¡La culpa es tuya!

- ¿De qué quieres responsabilizarme ahora?

- ¡Tu patético plan ha hecho que mi amigo muriese!

- Era su responsabilidad cuidar de su propia vida.

- ¡Y encima le echas la culpa a la víctima!

Mientras recuperaban a la fuerza el Poblado Baran y acababan con los restos de los hombres-lagarto, las tropas habían sufrido un gran número de bajas.

Para empezar, el grupo de desconocidos no podía ejecutar tácticas con un mínimo de complejidad, por lo que habían perdido un gran número de jugadores desconcertados en una lucha sin cuartel.

Como consecuencia, no había aprecio entre Darius y los demás miembros de la fuerza de asalto.

- Acabamos de participar en una batalla, parte de una guerra – respondió Darius – unas pocas bajas son un aspecto inevitable de las guerras, ¿no? Supéralo.

- ¿Unas pocas bajas? ¿Estás diciendo que la muerte de mi amigo es una baja inevitable? ¿Es que no te importa un carajo? ¡Todo esto es culpa de tu mal liderazgo! – gritaron los jugadores enfadados por la muerte de su amigo.

- ¿No estaban ansiosos por aceptar seguir mi mal liderazgo? Me estoy cansando de tantas quejas, después de la aplastante victoria de hoy.

- ¡Pero qué diablos!

La disputa entre Darius y sus hombres subió de tono.

Con tantas bajas, a nadie le importaba si Weed y su grupo se habían ausentado durante la misión.

Weed estudió a Darius y sus compañeros. Ninguno parecía herido, todos estaban sanos y salvos.

- Seguro que se han quedado con la mayoría de los XPs de la fuerza de asalto. Lanzaron a los demás hacia una trampa, y solo cuando los hombres-lagarto empezaron a estar débiles y cansados se metieron en la batalla y se dedicaron a acabar con los monstruos.

En una batalla de tamaño medio, dependía del líder del ejército decidir cómo luchar, lo que podía cambiar completamente el resultado de la batalla.

Más adelante Weed descubrió que los hombres-lagarto se habían escondido en el bosque y mandado a algunos para atraer a las tropas.

En el bosque tenían más poder.

Un gran ejército estaba bastante inmovilizado en un bosque, en el que los defensores estaban mejor situados que los atacantes.

Darius y los suyos se habían enfrentado al cebo, y el cuerpo principal había recibido la orden de penetrar en el bosque.

Mientras ellos jugaban con los hombres-lagarto que hacían de cebo, la fuerza principal se había visto atrapada por el ataque de los hombres-lagarto.

¡Cuando los jugadores por fin hubieron cansado y herido a la mayoría de los rivales, Darius y su gente, que habían terminado con el cebo, aparecieron de pronto, acabando con ellos!

En resumen, Darius y su gente habían acumulado la mayor cantidad de fama y XPs.

- Hice lo que pude. Maté a la mayoría de los hombres-lagarto, y mis amigos les salvaron la vida. Deberían mostrarme más respeto – dijo con calma.

- ¿Qué? ¿Te crees que no entendemos cuál es tu plan?

- ¿Cómo puede decir algo así? No es tan listo como se piensa.

- No es más que un líder de segunda.

Cuando los jugadores de la fuerza de asalto empezaron a acusar en voz alta a su comandante, Darius y los suyos por fin reaccionaron.

- Si tienes lo que hay que tener, deja de hablar, y rétame a un duelo como un hombre – dijo – y tú, mujer, no estarías en la fuerza de asalto si no te hubiese escogido.

Weed observó la situación con cinismo.

Vaya un puñado de estúpidos.

Darius se había ganado una mala reputación entre los jugadores a cambio de un poco de fama y algunos puntos de servicios públicos.

Había abandonado el pez grande para coger uno más pequeño que tenía delante.

Tienes que coger los pequeños discretamente, sin llamar la atención, y los grandes de forma llamativa. Después, tienes que volver a mirar por si te has dejado algo. Esa es la forma correcta de hacer las cosas.

Aun así, los demás tampoco se libraban por su estupidez colectiva.

¿Qué habían visto en Darius para seguirle sin hacer preguntas? Si se hubiesen parado a cuestionarse sus intenciones, no habrían estado a su merced.

Era su falta por confiar demasiado en un desconocido. Si hubiesen sido más cautos, sus amigos no habrían muerto.

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